Recesión a la vista

Publicado en Enterarse

En poco más de dos meses, el COVID-19 pasó de ser una enfermedad que afectaba a China y otros países asiáticos a convertirse en un terremoto para casi todas las economías del mundo por la emergencia sanitaria y económica que viene causando. Los murmullos de recesión ahora son voces que suenan fuerte, por lo que cabe la pregunta, ¿cómo hemos llegado a este punto? O mejor aún, ¿cuál es la dimensión de esta nueva recesión que viviremos?



A la fecha, el total de casos confirmados de coronavirus asciende a más de 700 mil personas. Siendo Estados Unidos, Italia, China, España, Alemania y Francia los países con la mayor cantidad de casos reportados. Estado Unidos pasó, impresionantemente, a ocupar la primera posición en la última semana de marzo.

Vamos a utilizar el siguiente gráfico, elaborado por Bofinger et al (2020) para explicar la situación actual en la que nos encontramos.


Choque de oferta

Cuando surgió el brote en la ciudad china de Wuhan, el gigante asiático decidió casi inmediatamente encerrar a sus habitantes, medida que fue vista con rareza ante los ojos del mundo, pero luego aplaudida e imitada. El confinamiento supuso la paralización de Wuhan, ciudad de 11 millones de habitantes y centro de conexiones aéreas y de comunicaciones en China.

Esta parálisis implicó un frenazo en la producción de bienes y servicios, la suspensión de viajes, eventos importantes entre muchas otras actividades, primero en China, luego en el resto del mundo . Por ejemplo, recientemente la propagación del virus llevó a cancelar los juegos olímpicos de Tokio 2020. En la jerga económica, esta situación se conoce como un choque de oferta negativo.

La conexión de este choque de oferta de China con el resto del mundo está en las cadenas de suministros. El gigante asiático tiene un peso de 16% en la economía mundial, lo que implica que, si deja de producir, muchas empresas alrededor del mundo no tendrán los insumos necesarios para sus actividades, que llevará a un menor stock o agotamiento de sus productos.

Por ejemplo, el gigante tecnológico Apple anunció que no podrá cumplir con su nivel de ingresos estimados a causa de la menor venta y producción de iPhone en China. Multipliquemos este ejemplo a miles de empresas a nivel global para tener una idea de este duro golpe.

Choque de demanda

La propagación del coronavirus no solo se manifiesta a través del freno en la producción de la economía, va más allá. Se refleja en lo que en la jerga económica se conoce como choque de demanda negativo. No solo se deja de producir, sino que el nivel de inversión de las empresas y de gasto de las familias, variables que son claves para el crecimiento de las economías, se reducen por la incertidumbre y las expectativas negativas asociadas al virus. Además, con el cierre temporal de las empresas, muchos trabajadores se quedarán en el desempleo. La OIT señaló que el coronavirus puede llevar a una pérdida de puestos de trabajo que fluctuaría entre 5.3 y 25 millones.

Hemos visto los dos componentes de esta crisis que vivimos, vale decir, una crisis inusual que viene por el lado de la oferta y de la demanda. Para tener como referencia, la crisis económica del 2008 fue un choque de demanda negativo producto de la burbuja inmobiliaria que se vivía en Estados Unidos. Por ello, muchos expertos señalan que la crisis del coronavirus sería más grave por tener estos dos factores mencionados al mismo tiempo.

Pero, ¿dónde está la recesión?

Los economistas señalan que viviremos una recesión porque la crisis del coronavirus llevará a la economía mundial a tasas de crecimiento negativas del Producto Bruto Interno (PBI) en los siguientes trimestres, por los choques de oferta y demanda mencionados anteriormente.

El siguiente gráfico, elaborado por el economista Richard Baldwin, ilustra la magnitud de la recesión que viviremos, que relaciona tanto la curva de contagio epidemiológica como la curva de recesión a lo largo del tiempo. En el primer eje, la curva de contagio (color rojo) es el acumulado de casos confirmados de coronavirus a nivel mundial, que es el dato que usualmente la prensa nos informa.

El segundo eje es la curva de recesión (curvas delineadas), que indica la magnitud de la recesión que viviremos dependiendo de la intensidad de las medidas de aislamiento social y de las políticas económicas.


En el escenario sin medidas de aislamiento social, la curva de contagio será la curva de líneas rojas (primer eje), y la curva de recesión será la curva punteada de color rojo (segundo eje). Este escenario parece ser el que tienen en mente los gobiernos de México y Brasil, que a la fecha no han aplicado medidas de cuarentena, sino medidas más laxas que incluyen suspensión de clases, cierre de fronteras, suspensión de actividades de concentración de personas, entre otras.

El costo de no aplicar medidas es que el número de contagios y pérdidas humanas será muy elevado, y la “ventaja” es que la recesión será menos intensa puesto que la actividad económica en esos países no se paralizará, las empresas seguirán operando, y los hogares seguirán gastando. En este escenario se prioriza la economía antes que la salud. Claro ejemplo es el presidente de Brasil, Bolsonaro, que insta a sus ciudadanos a seguir sus actividades con normalidad.

Otro escenario, que es el más aplicado en el mundo, es llamado “aplanamiento de la curva de contagios”. Aquí, la idea es que las medidas drásticas reduzcan de la curva de color rojo a la curva de color azul, en el primer eje. Sin embargo, la magnitud del aislamiento produce un choque de oferta y demanda simultáneo, por lo que la curva de recesión pasa de la curva de color rojo a la curva de color azul, en el segundo eje.

Pero, si los gobiernos y los bancos centrales aplican medidas de apoyo como créditos para las empresas, congelamiento de deudas, subvenciones a los trabajadores, reducción de tipos de interés de referencia, entre muchas otras políticas, la curva podrá reducirse a la curva de color verde.

Contrario al escenario anterior, aquí se prioriza la salud de las personas antes que la economía, que debería ser la norma a seguir. Por poner un caso, el gobierno peruano impuso una cuarentena por 15 días, que luego se extendió a 28 días. Además, se decretó el toque de queda desde las 8 pm hasta las 5 am para endurecer el aislamiento. A la par, el banco central peruano recortó el tipo de interés de referencia de 2.25% a 1.25% con perspectivas a más recortes, y el gobierno viene implementando planes económicos que, de momento, ascienden a US$1,1,397 millones para ayudar a las empresas y a las familias.

Hasta aquí, se detalló cómo impacta la crisis del coronavirus y cuál puede ser la magnitud de la recesión que afrontaremos. Como dato adicional, el FMI señaló que la recesión será igual o mayor a la crisis económica del 2008, y la recuperación será en el 2021.

También, debemos tener en cuenta que el coronavirus refleja un choque negativo temporal, que su duración dependerá de noticias de avances médicos para atacar el virus, de la disminución de casos, de la intensidad de las medidas de aislamiento, y del abanico de políticas económicas que se apliquen a nivel país, así como medidas coordinadas a nivel internacional.

Resumen:

- El COVID-19 representa un choque de oferta negativo porque frena la producción de bienes y servicios, y corta la cadena de suministros.

- También es un choque de demanda negativo porque genera incertidumbre en las empresas y las familias.

- Es un choque temporal que depende de los avances médicos y la reducción de contagios.

- El golpe de la recesión dependerá de la intensidad de las medidas de contención, del abanico de políticas económicas que se apliquen a nivel país, así como medidas coordinadas a nivel internacional.

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